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Reparación y rehabilitación de fachadas: DIÁGNOSTICO

27 diciembre, 2023

Una vez asegurada la estabilidad del edificio y el buen funcionamiento de su estructura, podemos dedicarnos a su envolvente (fachadas y cubiertas), de la que debemos asegurar su buen comportamiento ante todo tipo de acciones exteriores, manteniendo su integridad físico-química y su aspecto formal, tanto en textura como en color. Todo ello, cumpliendo su función (aislamiento, estanquidad, etc.) de acuerdo con la normativa vigente.

Comoquiera que abarcar las dos partes de la envolvente resultaría demasiado extenso, voy a centrarme en este texto en las fachadas no portantes, y dejar para uno próximo el análisis de las cubiertas. Las fachadas que son muros de carga han quedado vistas en los sistemas estructurales.

Existen publicaciones que describen las técnicas de estudio y diagnóstico de las fachadas, así como las diversas soluciones que permiten su reparación y rehabilitación1, además de los documentos básicos DB-HE, DB-HR, DB-HS y DB-SI, del CTE. Existen también, diversas publicaciones que tratan problemas parciales en las fachadas, como es el caso de las humedades. En este breve texto, como en los dos anteriores, me limitaré a hacer un repaso de los síntomas y los sistemas de reparación y rehabilitación más corrientes para las fachadas.

Para realizar el diagnóstico de una fachada nos basamos en los síntomas externos, representativos de los procesos patológicos que le afectan y que, posteriormente, debemos confirmar con una correcta toma de datos. Veamos primero los síntomas más corrientes, ordenados por tipos de lesiones, y después comentaré las técnicas más adecuadas para su reparación y la rehabilitación de sus funciones:

  1. Lesiones de carácter físico
    o Humedades; son muy corrientes y cabe distinguir varios tipos según el origen:
    · De capilaridad, en el arranque, por agua procedente del terreno.
    · De filtración, en cualquier punto, especialmente en coronaciones y esquinas y en diedros horizontales encima de elementos volados, por agua de lluvia. También, en el arranque de la fachada, proveniente de la acera, que se suele confundir con capilaridad.
    · De condensación, en paños ciegos y en puentes térmicos (pilares, forjados, embocaduras de ventana, etc.), por condensación del vapor de agua interior.
    · Accidentales, en puntos con conductos de agua ocultos, por rotura de los mismos.
    o Suciedad; lesión menor pero inevitable en zonas urbanas; dos tipos según el proceso:
    · Por depósito, de las partículas contaminantes en zonas protegidas (zócalos, bajo voladizos, rincones, etc.).
    · Por lavado diferencial, con “churretes limpios” bajo elementos volados sin goterón.
    o Erosión física; por lixiviación o por helada, con existencia previa de humedades.
  2. Lesiones de carácter mecánico
    o Deformaciones; desplomes, pandeos y alabeos por debilidad o cargas excesivas.
    o Grietas; consecuencia de deformaciones que superan la capacidad de deformación del cerramiento, con tres variantes, según su origen:
    · Por cargas, peso propio o cargas externas inesperadas.
    · Por interacción con la estructura soporte, por falta de independencia suficiente.
    · Por dilatación-contracción, las más corrientes en las coronaciones y esquinas; por contracción en zonas centrales y por cortante debido a la dilatación, en esquinas.
    o Fisuras; sobre todo en acabados continuos, con dos orígenes diferentes:
    · Por discontinuidad del soporte, estructura y cerramiento, por ejemplo; el acabado rompe al variar sus dimensiones el soporte.
    · Por retracción, del propio acabado cuando es demasiado rígido (módulo de elasticidad alto).
    o Desprendimientos; de los acabados de cualquier tipo con respecto al soporte al que están sujetos; tres causas principales:
    · Fallo del sistema de anclaje o unión, especialmente en chapados y alicatados
    · Esfuerzo rasante entre acabado y soporte, debido a dilatación-retracción de acabado
    · Fuerza de arrancamiento en la interfaz, debida a dilatación excesiva del acabado o a dilatación de algún elemento infiltrado (agua, sales, etc.)
    o Erosión mecánica; debida a golpes y rozamientos, normalmente en zócalos y esquinas.
  1. Lesiones de carácter químico
    o Eflorescencias; por recristalización de sales solubles llevadas al exterior por alguna humedad.
    o Oxidación y corrosión; de elementos metálicos por:
    · Hidroxidación previa, por falta de protección antioxidante.
    · Aireación diferencial, por falta de sellado o de ventilación.
    · Inmersión, por humedad continuada.
    · Par galvánico, por contacto con elementos más electropositivos.
    o Organismos; presencia o ataque de hongos, plantas y animales:
    · Colonias de mohos, musgos y plantas silvestres, por presencia de humedad y falta de mantenimiento.
    · Rotura o descomposición, por raíces de árboles próximos, o por ataque de hongos e insectos xilófagos en elementos de madera.
    o Erosión química; por reacciones entre contaminación y componentes minerales de las piedras.

    Ante esta amplia sintomatología, y después de un pre-diagnóstico, debemos llevar a cabo una toma de datos técnicos según la lesión, que nos permitirá alcanzar un diagnóstico, necesario para decidir la intervención de consolidación más adecuada. Las más corrientes:

    Humedades. En todos los casos hay que hacer un seguimiento con higrómetros y con termografía. En condensación, análisis del gradiente higrotérmico. En accidentales, calas de comprobación.
    Ensuciamiento. Conocimiento de los elementos contaminantes.
    Deformaciones y grietas. Monitorización mediante instrumentación (óptica, digital o electrónica) y seguimiento de movilidad durante 6 meses, si es posible.
    Fisuras. Comprobar causa mediante calas y características elásticas del acabado.
    Eflorescencias. Análisis químico de las sales (DRX, etc.)
    Corrosión. Medir pérdida de sección.
    Organismos. Tipo de organismo y tipo de ataque.
    Erosión, comprobar pérdida de sección o alteración química, y DRX de las alteraciones.

Juan Monjo Carrió.

Dr. Arquitecto, Profesor Emérito en la Escuela T. S. de Arquitectura, Universidad Politécnica de Madrid. Premio al mejor libro de texto de la Fundación General de la UPM (Universidad Politécnica de Madrid – 1995).