Afirmar tras un año y medio de pandemia que el mundo en su conjunto padece una situación crítica sin precedentes podría resultar una obviedad. La pandemia del coronavirus ha provocado la mayor caída de la economía española en 85 años (Comin & Benitez, 2013). Y esta situación llega cuando estábamos comenzando a salir de la crisis financiera que estalló en 2008 tras el derrumbe de las hipotecas subprime en Estados Unidos y que afectó al mercado inmobiliario español de manera especialmente intensa. La dilatación de la crisis sanitaria, en la que aún estamos instalados, ha exigido políticas de apoyo y ayudas a las empresas y las familias para recuperar la senda de inversión y crecimiento anterior. Para ello los nuevos instrumentos comunitarios de financiación Next Generation EU proporcionan una ocasión extraordinaria para desplegar lo que se ha denominado como Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) que se marca un triple objetivo: apoyar a corto plazo la recuperación tras la crisis sanitaria, impulsar a medio plazo un proceso de transformación estructural, y llevar a largo plazo a un desarrollo más sostenible y resiliente desde el punto de vista económico-financiero, social, territorial y medioambiental. Entre estos objetivos la rehabilitación de las viviendas y regeneración urbana se sitúan entre unas de las prioridades de inversión.
El Plan cuenta con cuatro ejes transversales que vertebran todas las palancas y componentes definidos como: (i) la transición ecológica, (ii) la transformación digital, (iii) la cohesión social y territorial y (iv) la igualdad de género. Estos cuatro ejes orientan las diez políticas palanca que determinan la evolución futura del país, que a su vez se articula en treinta componentes, que permiten implementar los programas coherentes de inversiones y reformas del Plan. Entre estos componentes, el número 2, en línea con la Renovation Wave europea, lleva por título Plan de rehabilitación de vivienda y regeneración urbana y tiene como objetivos principales el impulso a la rehabilitación, así como el incremento del parque de vivienda en alquiler social en edificios energéticamente eficientes. Como objetivo específico busca conseguir unas tasas de rehabilitación energética significativamente superiores a las actuales que permitan adelantar el cumplimiento de los objetivos de rehabilitación contemplados en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) y en la Estrategia a largo plazo para la rehabilitación energética en el sector de la edificación en España (ERESEE). Para ello, se implementará la Agenda Urbana Española poniendo en marcha todas las actuaciones de su plan de acción tanto en grandes áreas metropolitanas, como en las zonas rurales, así como la vivienda en alquiler social, dando respuesta al reto demográfico. De forma adicional, se incluye un paquete dirigido específicamente a actuaciones en municipios y núcleos de menos de 5.000 habitantes, contribuyendo a abordar el Reto Demográfico desde la regeneración urbana y rural.
El denominado Componente 2 del PRTR tiene una inversión pública estimada de 6.820 millones de euros, lo que representa un 9,8% de la inversión total (69.528 M), y se estima que otro 40% del total de la inversión en el Componente 2 vendrá de la iniciativa privada, complementando así a la del Plan y dando una cifra total de inversión de 11.367 millones de euros en el período 2020-2023. La reciente aprobación del Real Decreto-ley 19/2021, de 5 de octubre, de medidas urgentes para impulsar la actividad de rehabilitación edificatoria en el contexto del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia regula inversiones por valor de 4.420 millones de euros respecto al paquete de medidas anteriores. En estas partidas existirán ayudas directas y subvenciones, pero también se destinará una parte a incentivos fiscales, mejoras en el régimen de las comunidades de propietarios y en el establecimiento de medidas en el ámbito de la financiación a las actuaciones de rehabilitación.
Si bien la actividad de rehabilitación ha experimentado un notable crecimiento en España entre los años 2017 y 2019, con un crecimiento en número de edificios rehabilitados del orden del 10% y en presupuesto del orden del 35% según el análisis realizado para la elaboración de la Estrategia de rehabilitación a largo plazo (ERESEE), el ritmo, sin embargo, sigue siendo significativamente inferior al de países de nuestro entorno. Con este nuevo impulso se marca como objetivo alcanzar en el segundo trimestre de 2026, la cifra acumulada de 510.000 actuaciones de renovación en vivienda, multiplicando por diez el ritmo actual de rehabilitaciones en España.
España es un país que se envejece en población, pero también en su parque edificado. Cerca del 45% de todos los edificios fueron construido antes de 1980 llegando al 50% cuando hablamos de uso residencial. Estos edificios fueron construidos con anterioridad a la entrada en vigor de la primera normativa reguladora de las condiciones térmicas de la edificación. La oportunidad que se abre para mejorar las condiciones de las viviendas con las políticas impulsadas por el Plan de Recuperación es una ocasión irrepetible.
Rafael Temes
Dr. Arquitecto, Profesor de la ETS de Arquitectura de Valencia. Subdirector del Departamento de Urbanismo. Director académico del Máster en «Sistemas de Información Geográfica aplicados a la Ordenación del Territorio, el Urbanismo y el Paisaje» (UPV) y del Diploma de Especialización en «Rehabilitación y Regeneración Urbana» (UPV-IVE-GV).
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