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LA SOSTENIBILIDAD EN LA INTERVENCIÓN EN FACHADAS

9 junio, 2025

Actualmente es bastante corriente intervenir en las fachadas de los edificios de cualquier época para: 1) asegurar su integridad, 2) mantener o modificar su aspecto y 3) mejorar, si cabe, su sostenibilidad.

La integridad y el aspecto son objetivos comunes y básicos de las labores de mantenimiento. La sostenibilidad supone una cierta innovación que todavía requiere una investigación más profunda para asegurar su efectividad y eficiencia. Para ello, uno de los planteamientos necesarios sería determinar el índice o nivel de sostenibilidad de las técnicas de intervención en las fachadas de los edificios.

Este breve texto pretende dar un primer paso en este sentido. Para ello, planteo el análisis de los diferentes aspectos técnicos y constructivos que influyen en la sostenibilidad de las fachadas, con las distintas opciones y requisitos que pueden ser evaluados numéricamente. En definitiva, se trata de establecer los aspectos que permiten identificar la sostenibilidad de las técnicas de intervención, así como las partes y opciones del proceso y los requisitos de sostenibilidad de cada una de ellas que pueden medirse con un valor porcentual o con una opción.

A. CONDICIONES PARA LA SOSTENIBILIDAD

Podemos considerar las siguientes para asegurar la sostenibilidad de las intervenciones en fachadas.

  • Uso de materiales sostenibles

Condición fundamental para la sostenibilidad, que afecta directamente al impacto ambiental, a la conservación de recursos y a la durabilidad. Los materiales sostenibles reducen los residuos, minimiza el agotamiento de los recursos y garantizan el cumplimiento de los estándares ecológicos desde su extracción hasta su eliminación. Son materiales con bajo impacto ecológico y alta reciclabilidad. Hay sistemas de orientación, como BREEAM, que respaldan la selección de materiales sostenibles mediante el análisis del ciclo de vida.

Para evaluar esta primera condición podemos partir de tres criterios básicos, en cada uno de los cuales valoramos los requerimientos de sostenibilidad medibles:

o Extracción y manipulación: Consumo de energía; Coste económico; Posibilidad de sustitución

o Montaje y desmontaje: Necesidad de maquinaria especial; Necesidad de personal especializado; Consumo de energía

o Reciclaje: Posibilidad de reciclaje; Coste de reciclaje

  • Mejora de la eficiencia energética de la fachada

Como uno de los principales contribuyentes al consumo de energía, las fachadas de los edificios desempeñan un papel fundamental para abordar este problema mediante el ajuste de su eficiencia energética, cuyo objetivo es minimizar la demanda energética de los edificios a lo largo de su vida. Certificaciones como LEED y BREEAM fomentan estándares de eficiencia energética que guían el diseño y la operación de las fachadas de los edificios, promoviendo su sostenibilidad. Por otra parte, la eficiencia energética también mejora el confort de los ocupantes.

Para evaluar esta segunda condición podemos partir de dos criterios básicos con sus requerimientos de medibles:

o Aislamiento térmico: Resistencia térmica; Protección solar; Protección UV

o Riesgo de condensación: Condensación superficial interior; Condensación intersticial

  • Facilidad de ejecución y mantenimiento

El mantenimiento es esencial para la sostenibilidad, ya que ayuda a que las fachadas de los edificios se mantengan eficientes y resistentes a lo largo del tiempo con menor gasto. El mantenimiento sostenible implica un cuidado regular y el uso de materiales duraderos y de bajo impacto para prolongar la vida útil de los componentes del edificio y reducir el impacto ambiental; reduce la necesidad de reparaciones, lo que conserva recursos y reduce costos y residuos. La elección de materiales y sistemas adecuados a su función constructiva y a las condiciones climáticas del lugar, y de fácil mantenimiento, ayuda a reducir la energía y los recursos necesarios para su mantenimiento. También puede incluir la monitorización del consumo de energía para mantener la eficiencia energética de las fachadas. Programas como LEED y BREEAM también destacan la importancia de la planificación del mantenimiento. En definitiva, un buen mantenimiento protege la función y la apariencia de las fachadas de los edificios, a la vez que promueve la conservación de recursos y reduce el impacto ambiental a largo plazo.

Para evaluar esta nueva condición podemos partir también de dos criterios básicos con sus requerimientos de sostenibilidad:

o Ejecución de la intervención: Necesidad de maquinaria especial; Necesidad de mano de obra especializada; Coste de la aplicación.

o Mantenimiento de la fachada después de la intervención: Necesidad de maquinaria especial; Necesidad de mano de obra especializada; Coste del mantenimiento.

  • Garantizar la funcionalidad de la fachada

Es necesario garantizar la funcionalidad de la fachada como elemento protector de los ambientes interiores y como imagen del edificio en su contexto geográfico. La adecuada selección de los materiales y las técnicas de intervención, junto con un mantenimiento periódico, asegura esta funcionalidad de la fachada.

Para evaluar esta última condición podemos partir también de cuatro criterios básicos con sus requerimientos de sostenibilidad medibles:

o Protección del entorno exterior: Del agua de lluvia; De la radiación solar; De los agentes biocidas

o Integridad y estabilidad estructural: Estabilidad de la fachada; Integridad de los elementos salientes

o Aislamiento: Aislamiento térmico; Aislamiento acústico

o Comunicación: Mantener el valor estético y la composición; Preservar la importancia histórica y cultural; Mejora de la imagen.

B. ÍNDICE DE SOSTENIBILIDAD

Establecido este posible método de evaluación de la sostenibilidad, habría que aplicarlo a las técnicas de mantenimiento e intervención en las fachadas, y sus materiales, para poder definir el índice de sostenibilidad de cada una de ellas.

Una vez definidos y medidos los criterios para evaluar la sostenibilidad de las diferentes técnicas de intervención, se debe evaluar cada una de ellas y sus materiales. En cualquier caso, una vez obtenidos los valores para cada requisito, será necesario normalizarlos y ponderarlos para poder definir el índice o grado de sostenibilidad.

Las técnicas de intervención y los materiales más corrientes los he ido describiendo en textos previos, y van destinados a resolver los procesos patológicos que afectan a las fachadas, entre los que debemos destacar; Humedades; Aislamiento térmico y acústico; Deformaciones; Grietas; Fisuras; Erosiones; Eflorescencias; Organismos; Daños antrópicos.

C. VALORES ARQUITECTONICOS

Conviene recordar que en cualquier intervención hay que respetar y ponderar los valores arquitectónicos de la fachada, sea esta histórica o moderna. Recuerdo los más importantes:

  • Valores funcionales

Las fachadas abarcan diversas funciones cruciales de los edificios. 1) Protección del edificio frente a los impactos del entorno: clima, ruido, viento, lluvia y contaminación. 2) Aislamiento entre los espacios interiores y exteriores, con posible ahorro energético. 3) Comunicación con el entorno; iluminación, ventilación natural y vistas, facilitando una conexión armoniosa con el entorno natural. 4) Identificación y distinción del edificio, según el uso principal del edificio y según su historia y diseño.

  • Valores técnicos

Los materiales y las técnicas constructivas empleadas pueden tener un valor especial, en función de la época y de los autores del proyecto. Pueden reflejar la solución estructural y constructiva de una época, así como su durabilidad. Ello puede implicar un lenguaje arquitectónico que refleja los principios de diseño.

  • Valores estéticos

Residen en sus cualidades compositivas (color, textura, forma y proporción) y en cómo estos elementos se combinan para crear una sensación de armonía o belleza. La fachada es la parte más visible de un edificio e influye considerablemente en la percepción que el espectador tiene de su calidad arquitectónica. También desempeña un papel importante en la configuración del paisaje urbano.

Juan Monjo Carrió

Dr. Arquitecto, Profesor Emérito en la Escuela T. S. de Arquitectura, Universidad Politécnica de Madrid. Premio al mejor libro de texto de la Fundación General de la UPM (Universidad Politécnica de Madrid – 1995).