Se estima que la vida útil promedio de un edificio de construcción convencional (mampostería y madera) es de aproximadamente 120 años, y la de un edificio de muro cortina de vidrio y cemento reforzado (un edificio de oficinas moderno) es de aproximadamente 60 años. Si consideramos que se necesitan dos años para diseñar y construir un edificio promedio, podemos calcular rápidamente que la fase de diseño y construcción solo representa alrededor del 2 por ciento del ciclo de vida del edificio. Sin embargo, una gran parte de la información necesaria para administrar un edificio se recoge durante dicha fase. Hoy hablamos del gemelo digital.
Tradicionalmente, esa recogida de información queda en correos electrónicos y archivos (cuántas veces hemos tenido que llamar al arquitecto del edificio varios años después para pedirle información y siempre la respuesta ha sido: “voy a mirar en un disco duro o en los archivos a ver qué encuentro”). Este acceso a la información es ineficiente y comienza a quedar obsoleto casi tan pronto como se abren las puertas del edificio.
Sin embargo, esto no ocurre con el gemelo digital, donde los datos BIM, la información, los elementos visuales y la inteligencia se combinan en una herramienta útil y de fácil acceso que crea importantes oportunidades de eficiencia en el proceso de gestión.
En el gemelo digital se pueden registrar todas las decisiones que se tomaron durante la fase de diseño, llegando incluso al detalle de un equipo de aire acondicionado, por ejemplo. La fecha de instalación del equipo, el proveedor, el número de modelo, el instalador, las garantías y los requisitos de servicio, todo ello se almacena dentro del propio equipo. A medida que pasan los años y se realiza el mantenimiento todo queda registrado en el gemelo digital, facilitando así su administración.
El uso de gemelos digitales permite a las empresas pasar de utilizar hojas de cálculo a generar un repositorio en el que todos los archivos y la información se almacenan de forma eficaz en el entorno simulado, facilitnado así el análisis rápido de las eficiencias en el mantenimiento predictivo, la optimización de las operaciones comerciales, la capacitación virtualizada para nuevos empleados, la administración remota y la comercialización a posibles inquilinos y clientes; todo ejecutado desde ese entorno virtual.
Otro ejemplo de aplicación en el sector inmobiliario es en el arrendamiento de inmuebles. Es fácil reconocer los beneficios de tener un modelo virtual que las personas pueden recorrer y experimentar en primera persona. Esto es especialmente interesante cuando estos modelos comienzan a adquirir características de la propiedad y la comunidad circundante que van más allá de las imágenes visuales para inspirar experiencias reales y respuestas emocionales.
Para los agentes comerciales, sin hacer una sola llamada telefónica u obligar a la gente a leer listas aburridas y hojear un catálogo de imágenes, pueden ofrecer a los clientes e inquilinos potenciales caminar hacia un patio virtual, escuchar el sonido de la calle, o examinar los alrededores de la vivienda para conocer, por ejemplo, la oferta comercial disponible. Mediante avatares se pueden realizar recorridos por la propiedad en los que el participante puede interactuar en función de sus propios deseos e intereses, sin que sea necesario tener amplias bases de personal para proporcionar los recorridos o pedir a los visitantes que esperen a la próxima persona disponible. Los visitantes pueden proporcionar comentarios en tiempo real sobre sus intereses, resaltando lo que les gusta (o lo que no les importa) y, en base a la información recopilada gracias a la inteligencia virtual, formular preguntas que puedan permitir a los agentes comerciales reconocer tendencias y oportunidades. Este escenario puede parecer un poco de ciencia ficción, pero todo esto se puede lograr ahora mismo, con tecnología que ya se ha desarrollado.
Si pensamos en el mantenimiento y gestión de instalaciones, por ejemplo, gracias al gemelo digital, los nuevos empleados pueden capacitarse en nuevas instalaciones y equipos desde cualquier parte del mundo y mejorar sus conocimientos e incluso colaborar en la eficiencia y la seguridad del diseño, ofreciendo posibles mejoras. La monitorización de equipos en el gemelo digital contribuye al mantenimiento predictivo y evita, por ejemplo, tener que interrumpir un servicio solo para remplazar un simple rodamiento averiado.
Tanto para gerentes como para empleados, los gemelos digitales pueden crear conectividad en todas las propiedades y en cada equipo. Las tareas se pueden crear, asignar y se puede realizar un seguimiento para mantener los equipos remotos alineados con las prioridades y necesidades comerciales. Los clientes, las empresas y las comunidades pueden estar más conectados e informados.
En definitiva, el trabajo en este entorno virtual supone un ahorro en costes, pues se evita tener que parar determinadas actividades para generar la simulación como ocurriría en pruebas en entornos reales. También supone trabajar en entornos más seguros.
Gracias a estas réplicas digitales, no solo podremos entender el sistema, sino también predecir su comportamiento. Es decir, explorar escenarios posibles antes de que se produzcan.
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