Vistos el planteamiento general del diagnóstico y las condiciones básicas de la toma de datos para llevarlo a cabo, podemos establecer ahora su contenido. Para ello me basaré en el “Manual práctico para el diagnóstico de edificios”, próximo a publicar junto con la profesora Rosa Bustamante Montoro.
Para que el diagnóstico sea completo, entiendo que debe tener los siguientes 9 capítulos que comento a continuación, si bien, en función del tipo de edificio y de las necesidades del diagnóstico, algunos de ellos
pueden evitarse.
A. Objetivo y antecedentes
Debe concretarse el propósito de la ejecución del diagnóstico. Además, conviene incluir una descripción general del edificio: situación del mismo, tipo y grado de protección, contexto, función actual, etc., que sirva de base para entender lo que se describe en los siguientes capítulos.
Por otra parte, debemos recoger también todos los trabajos previos sobre el edificio: otros diagnósticos o estudios, artículos sobre el edificio o conjunto, menciones en Internet sobre el edificio, o hechos que hayan tenido relación con el mismo, etc.
En el caso de que hayamos realizado un pre-diagnóstico o un informe preliminar, por supuesto tiene que aparecer aquí, con descripción de los pasos llevados a cabo, así como de las conclusiones alcanzadas.
B. Datos históricos
En aquellos casos en que se trate de edificios patrimoniales, con un valor reconocido, debe incluirse un estudio histórico del mismo, recogiendo las fuentes de información y metodología utilizadas, así como los criterios de intervención en el patrimonio arquitectónico que le afectan (legislación, normativa, …). Es importante también describir su evolución histórico-constructiva, a fin de entender mejor su estado actual.
C. Datos funcionales y de contexto
Se deberán incluir, si cabe, el o los usos que ha tenido el edificio a lo largo de su historia, así como el análisis de los posibles usos futuros, para facilitar las propuestas de intervención que se realicen. Ello puede ayudar al análisis del cumplimiento del CTE.
Por otra parte, se incluirá la descripción del entorno geográfico y climático, como uno de los posibles aspectos condicionantes para las propuestas de intervención.
D. Caracterización constructiva
Se debe describir cómo es el edificio desde el punto de vista constructivo (sistemas y materiales), lo que resulta necesario para describir y entender su estado patológico. También es necesario caracterizar el terreno sobre el que se asienta, con el correspondiente estudio geotécnico.
En algunos casos, podremos disponer de la documentación técnica del edificio, que tendremos que ratificar. De lo contrario, debemos proceder a la caracterización del edificio, obteniendo muestras y haciendo los análisis pertinentes.
Asimismo deberemos disponer de la planimetría actual del edificio y, si es posible, las variaciones que ha sufrido a lo largo de la historia. En ella deberemos reflejar los sistemas constructivos actuales y su evolución cronológica.
E. Estudio patológico
Es, quizás, el capítulo más amplio y más necesario para alcanzar el diagnóstico constructivo, pues nos tiene que permitir conocer los problemas de integridad del edificio en estudio y establecer las propuestas
más adecuadas para su reparación. Para ello, el estudio debe ser científico, y no estar basado sólo en intuiciones o suposiciones; de lo contrario, nuestras propuestas carecerán de la justificación técnica adecuada y necesaria para convencer a la propiedad o a los agentes jurídicos que intervengan en el proceso. Contendrá, por lo menos, los siguientes apartados:
• Identificación de lesiones y procesos patológicos, procurando cubrir todas las posibles, y todos los elementos afectados.
• Toma de datos, especificando los procedimientos utilizados, los instrumentos y los protocolos, con el objeto de poder facilitar su trazabilidad.
• Mapas de lesiones, para comprender mejor los procesos y establecer un diagnóstico final más preciso.
• Fichas de lesiones, con el objeto de facilitar la lectura del informe diagnóstico y su comprensión.
F. Cumplimiento del CTE
Cuando la funcionalidad del edificio es importante, se debe analizar el cumplimiento de los diferentes documentos básicos del CTE que afectan al edificio y, especialmente, a su uso futuro.
G. Diagnóstico
A partir de los datos obtenidos en los capítulos precedentes, debemos formular un “diagnóstico global” del edificio, que refleje su situación actual y que permita explicar su estado constructivo y justificar las propuestas de intervención.
H. Propuestas de intervención
Si se requiere, se pueden sugerir posibles acciones y técnicas que resuelvan los problemas constructivos encontrados, que mantengan los valores históricos y artísticos, y que aseguren la funcionalidad del edificio. Suele ser útil establecer una prelación de las intervenciones propuestas, en función de la importancia que tengan los procesos patológicos que se pretenden anular, así como del valor histórico y artístico del elemento a intervenir.
I. Propuestas de mantenimiento
Finalmente, también suele ser recomendable proponer el mantenimiento más adecuado para el edificio una vez intervenido, especialmente a la luz de los procesos patológicos que se ha observado.
En definitiva, se trata de asegurar que se han contemplado todos los aspectos importantes del edificio, su integridad, su valor histórico-artístico y su funcionalidad.
Dr. Arquitecto, Profesor Emérito en la Escuela T. S. de Arquitectura, Universidad Politécnica de Madrid. Premio al mejor libro de texto de la Fundación General de la UPM (Universidad Politécnica de Madrid – 1995).
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